Aún después de escuchar que más del 85% de los votantes aprobaron los Estatutos Autonómicos del Departamento de Santa Cruz, qué más podría haber hecho el Señor Presidente de Bolivia, Don Evo Morales, que declararlos un rotundo fracaso.
Seguramente, apelando a la ignorancia de la gente, o tal vez a la suya propia, el ejecutivo baso su caso en el porcentaje de abstención, alrededor del 34%, y la suma de votos por el NO, nulos y blancos, aproximadamente 19%, para determinar que "la mayoría de la población no aprobó la consulta".
Qué otra opción, más que manipular y mentirle a la población, y tal vez a si mismo, podría haber encontrado el líder de los llamados indígenas ante tan contundente derrota, si en la vetusta baraja que maneja no existen más que las ortodoxas formas de gobernar y de hacer política en las que pocos toman las decisiones por muchos y donde ganar representa que todos los demás deban perder.
Tal vez por la miopía que lo rodea, la ignorancia que lo invade, o la sed de poder que lo ahoga, el Señor Presidente, no se ha dado cuenta que con estas actitudes, que denotan el camino que seguirá, es el país entero, su futuro y tal vez unidad, los que llevan las de perder.
Prolongar la pelea y tratar de ganar terreno en los Departamentos cuyos Referéndums están programados en las semanas y meses venideros, no hará otra cosa que echar mas agua a un ya inundado paisaje donde las mareas de inseguridad jurídica, la falta de inversión y la incapacidad técnica cubren las riquezas naturales de la pobre Nación.
El Señor Presidente, sin ánimo de ofender, es sin duda uno de los animales políticos más fieros que Bolivia ha parido en las últimas décadas. Sin embargo, a poco de haber alcanzado su mayor presa, el poder, pareciera que el olor de esta ha nublado sus demás sentidos.
Prolongar la pelea y tratar de ganar terreno en los Departamentos cuyos Referéndums están programados en las semanas y meses venideros, no hará otra cosa que echar mas agua a un ya inundado paisaje donde las mareas de inseguridad jurídica, la falta de inversión y la incapacidad técnica cubren las riquezas naturales de la pobre Nación.
El Señor Presidente, sin ánimo de ofender, es sin duda uno de los animales políticos más fieros que Bolivia ha parido en las últimas décadas. Sin embargo, a poco de haber alcanzado su mayor presa, el poder, pareciera que el olor de esta ha nublado sus demás sentidos.
El Señor Presidente no solamente no escucha sino que no ve ni palpa una situación por demás evidente: Las personas están hartas de la inseguridad y la falta de policías, hartas de estar enfermas y no tener doctores, hartas de pagar impuestos y no tener caminos, hartas de no saber leer y no tener una educación de calidad, hartas de sembrar y no cosechar...el país esta harto de ser pobre siendo rico...
Las autonomías departamentales, sean ideales o no, serán una realidad porque en ellas, las regiones, ven la solución a sus problemas.
Las autonomías departamentales, sean perfectas o no, serán una realidad porque esa fue la voluntad del pueblo, expresada en el Referéndum del 2006.
Las autonomías departamentales, le guste o no al Señor Presidente, serán una realidad porque en ellas reside la democracia.
Ignorar lo que expresa el 61% de una población es irresponsable para cualquier líder. Asumir lo que piensa y necesita el otro 39% es aun peor.
Qué más se podía esperar del Señor Presidente, cuando pareciera que las decisiones las toman otros, acompañados de un mojito y un son caribeño, basados en perfectos libretos de roja estrella y fallida aplicación.
Qué más se podría esperar después de mayo, sino que la gente al son de bailecitos, tomando su singani y comiendo su chicharrón, haga Republica por voluntad propia.
Qué más podría pedirle el pueblo al Señor Presidente...tal vez que se les una?
Las autonomías departamentales, sean ideales o no, serán una realidad porque en ellas, las regiones, ven la solución a sus problemas.
Las autonomías departamentales, sean perfectas o no, serán una realidad porque esa fue la voluntad del pueblo, expresada en el Referéndum del 2006.
Las autonomías departamentales, le guste o no al Señor Presidente, serán una realidad porque en ellas reside la democracia.
Ignorar lo que expresa el 61% de una población es irresponsable para cualquier líder. Asumir lo que piensa y necesita el otro 39% es aun peor.
Qué más se podía esperar del Señor Presidente, cuando pareciera que las decisiones las toman otros, acompañados de un mojito y un son caribeño, basados en perfectos libretos de roja estrella y fallida aplicación.
Qué más se podría esperar después de mayo, sino que la gente al son de bailecitos, tomando su singani y comiendo su chicharrón, haga Republica por voluntad propia.
Qué más podría pedirle el pueblo al Señor Presidente...tal vez que se les una?
1 comentario:
Me parece que tu interpretacion del 4-M es una que compartimos muchos bolivianos. Lastimosamente, es como dices, el "indigena" no ve mas alla de lo que le digan que vea Quintana, Rada, Chavez, Castro, etc., etc. etc. y seguira su politica conforme su vision.
En otras palabras (y perdonen mi frances), estamos CAGADOS!
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