miércoles, 28 de noviembre de 2007

Escritos de fatalidad...enseñanzas de la equivocación

Lagrimas...gritos...caos. Todo el mundo llora y clama por ti libertad. ¿Es que en verdad te perdemos o es el miedo el que nubla nuestra percepción?

¿Por qué ahora que te sentimos fallecer recién nos damos cuenta de cuan poco te supimos querer? ¿Dónde te dejamos? ¿Por qué te olvidamos? ¿Acaso no fue hace poco, hace menos de 30 años, que mi padre salio a las calles a buscarte? ¿Acaso no fue por ello que vio la sangrienta cara de la postrera, el pánico de la persecución y la melancolía del refugio en otra tierra? ¿Por qué ahora lo recuerdo? ¿Qué fue ello que ocupo antes tu lugar? ¿Acaso la confortabilidad de tenerte heredada?

Siempre fue mas fácil ofrendarte horas y horas de superfluas charlas y programas de televisión; que provecho podrían haberme traído leer tu historia, cantar tus himnos y respetar las instituciones y normas que te fundamentan? Acaso no eras de esas cosas que duran "para siempre"?...

Mi consciencia se despierta tarde una vez más...me he convertido en cómplice de tu violación... ¿Por qué no leí lo que debí? ¿Por qué te preferí a ti individualidad? Por que no comprendí que con "los demás" se construye la estabilidad de todos...la felicidad de un país?

El sol sigue donde debe estar pero siento que se hace cada vez mas tarde; tal vez es esta ya asumida desventura la que me deja cada vez más confundido...

Pareciese ser que tu alimento; el dialogo, la justicia y la verdad, ya no existiese en estas tierras y solo el hambre, de poder y solo poder, germinase en ellas.

No los veo, una cortina fatalista los oculta, pero siento que los recién abiertos libros se cierran y el polvo que desprenden, aún acostumbrado a estar entre sus hojas, solo sirve de alfombra para lo que vendrá. ¿Será que el recuerdo es mas fuerte que el deseo? ¿Será que tu acallada voz es al fin escuchada? ¿Será que distinguimos entre lo realmente bueno y las patéticas fachadas?

Hoy se pelea por ti y estoy seguro que se lo hara hasta el final. La cuestion es, si aprovecharemos una nueva oportunidad; una oportunidad para construir un incluyente, educado y digno futuro, y no uno arrepentido por su heredada confortabilidad, su repentina "intelectualidad" y su clamor por libertad...

domingo, 18 de noviembre de 2007

Lo común de lo diferente.

“El multiculturalismo parte de un supuesto falso, que hay que rechazar sin equívocos: que todas las culturas, por el simple hecho de existir, son equivalentes y respetables.”

Así de cruda, es la forma como Mario Vargas Llosa exponía meses atrás sus ideas sobre el multiculturalismo. Incentivado por el candente debate abierto en Europa a raíz de los procesos globalizadores, generadores de continuo intercambio cultural, y los “problemas” que estos acarrean, Vargas Llosa expone su punto de vista acerca de la posición que deben asumir los Estados democráticos en torno a la aceptación o rechazo de ciertas características culturales.

Para el escritor, un Estado, valga la redundancia, democrático, esta en la obligación de velar por los valores fundamentales de libertad e igualdad. En el caso específico tratado en esa ocasión, fundamentó la prohibición del uso del velo de parte de jóvenes musulmanas en escuelas públicas en virtud de que al hacerlo no se estaría sino aceptando la práctica de conductas que discriminan a la mujer. En palabras del mismo autor “…si se trata de respetar todas las culturas y las costumbres ¿por qué la democracia no admitiría también los matrimonios negociados por los padres y, en última instancia, hasta la ablación del clítoris de las niñas que practican tantos millones de creyentes en el África y otros lugares del mundo?”

De un tiempo a esta parte, la cuestión de la construcción de la sociedad boliviana no ha hecho otra cosa que generarme dudas; y si bien la especificidad del tema religioso es por demás apasionante, es la generalidad que puede ser inferida de los parrafos anteriores – respeto a los valores democráticos – la que podría dar una solución a mi constante cuestionamiento.

¿En un país sumido en grandes dicotomías, en donde el pasado y el presente parecen no haber cruzado sus caminos, en donde las diferencias resaltan más que las igualdades, el papel que juega el Estado no debiera ser acaso el mismo que aquel retratado por Vargas Llosa, en donde la constitución y las instituciones públicas sean reflejo pleno de los valores con los que fueron concebidos, valores democráticos de igualdad y libertad que debieran respetarse por sobre todo uso y costumbre porque son en ellos donde el ser humano, como individuo y colectividad, encuentra las bases plenas para su desarrollo y superación?.

Aún cuando la afirmación podría hacer eco en el vasto altiplano, vemos como en Bolivia parece no ser el caso. Como si fuese una parodia, una ironía de la vida, somos testigos de un manejo del Estado y la elaboración de una nueva Carta Magna por parte de un gobierno, que como si fuese una continuación a los más de 500 años de exclusión, tiende a dejar de lado a una gran parte de la población, unos prisioneros de su pobreza y otros desiguales por su raza.

¿Si las sociedades no son sino el reflejo de las personas que en ellas habitan e interactúan y las reglas establecidas, por estas interacciones, para tal fin, no estaríamos aceptando entonces, si coincidimos con lo expresado en líneas atrás, de que existen personas más avanzadas que otras? Y si así lo hiciéremos, no es acaso fácil cruzar la línea y pensar que existen mejores seres humanos que otros en virtud de su “desarrollo”, ya sea éste 500 años antes o 500 años después?

Libertad e igualdad…democracia. No son simplemente postulados o un tipo de régimen político. Son un estilo de vida. Sin duda, no es perfecto y en él grandes desequilibrios se han creado pero no ha sido sino esta misma forma de vivir la que ha permitido a un “indio”, representante de una mayoría de la población, convertirse en gobernante de esta sociedad.


El diseño de Bolivia parece no ser fácil, pero no esta sino en las manos de todos los bolivianos, y más aún si son gobernantes, el sentar las bases comunes para convertir este conglomerados de culturas, las antiguas y las modernas, en una sola sociedad. Una sociedad capaz de incluir y excluir prácticas particulares persiguiendo un solo fin…el bien común…el bien de todos.