Cuando Evo Morales asumió la presidencia no puedo negar que mi espíritu y conciencia se sintieron dichosos, felices de ver que alguien del "pueblo", de la "mayoría", por fin podría poner el freno a decadas y decadas de inequidad y racismo mudo en el que se ahogaba Bolivia; y construir un nuevo país, basado en el diálogo, con el fin de alcanzar un solo y común fin: una mejor vida para todos.
A ni siquiera dos años de aquel acontecimiento, y testigo de los problemas que quitan el aire de nuevo al país, no puedo dejar de pensar en lo insuficientemente reflexionados o extremamente positivistas sentimientos que experimenté ese día.
Si bien en aquel entonces estaba consciente de que el diseño de una nueva realidad no sería tarea fácil; siempre habrá alguien que será perjudicado y que hará todo lo posible por no perder su status, también creía que estas mismas reglas (democráticas) que llevaron a Morales a la presidencia podrían convertirse en los propios pilares de un Estado más eficiente y una sociedad más tolerante.
Hoy, por el contrario, veo como esta "democracia" se ha vuelto en su propia espada de Damocles que espera ser sepultada con la aprobación de una nueva Constitución y la imposición de un modelo hegemonista. La propuesta "moralista", que no tiene nada que ver con la moral, de instaurar la reelección del Presidente y Vice-presidente de manera continua, es muestra clara de este turbio futuro.
Lo más irrasible es que intelectuales e ideólogos del propio movimiento indígena andino, componentes del "partido" en función de gobierno, fueron los mismos que en otrora reclamaran por un cambio a las "fallas" democraticas que favorecen la elección de los partidos con mayor poder económico y más aún del partido que se encuentre gobernando. Hoy por hoy, estos señores han perdido su voz o tal vez ha sido acallada por el jugoso y dulce gusto del poder.
La suerte que corre Bolivia, no es diferente a la que corren otros países en Latinoameríca. Las diferencias regionales, políticas, sociales y étnicas se van agrandando cada día más. La violencia se apodera de a poco de los discursos, de los sentimientos y de las acciones. El camino hacia una solución consensuada se ve cada vez más lejano y solo lleva a pensar que tendremos que sufrir un conflicto lo sumamente grande como para que los polos confluyan.
La pobreza y desigualdad siguen existiendo y no se reducen sino más bien se agrandan. Las libertades son cada vez más limitadas, menos tenemos el derecho de hablar, menos tenemos el derecho de ser escuchados. ¿Será la hegemonía la respuesta a estos problemas?. ¿Será una figura individual más que la construcción de una institucionalidad Estatal la solución a los errores de la "democracia"?.
En Venezuela, se reunen hoy en día académicos e intelectuales del mundo para estudiar y estructurar la sostenibilidad de esta "nueva izquierda socialista y revolucionaria". Seguramente la discusión será abundante. Solo espero que la razón primer por encima de la pasión y puedan darse cuenta que la respuesta a las "fallas democraticas" son solamente "soluciones democraticas".
No puedo dejar de pensar en lo insuficientemente reflexionados o extremamente positivistas sentimientos que experimenté ese día....
A ni siquiera dos años de aquel acontecimiento, y testigo de los problemas que quitan el aire de nuevo al país, no puedo dejar de pensar en lo insuficientemente reflexionados o extremamente positivistas sentimientos que experimenté ese día.
Si bien en aquel entonces estaba consciente de que el diseño de una nueva realidad no sería tarea fácil; siempre habrá alguien que será perjudicado y que hará todo lo posible por no perder su status, también creía que estas mismas reglas (democráticas) que llevaron a Morales a la presidencia podrían convertirse en los propios pilares de un Estado más eficiente y una sociedad más tolerante.
Hoy, por el contrario, veo como esta "democracia" se ha vuelto en su propia espada de Damocles que espera ser sepultada con la aprobación de una nueva Constitución y la imposición de un modelo hegemonista. La propuesta "moralista", que no tiene nada que ver con la moral, de instaurar la reelección del Presidente y Vice-presidente de manera continua, es muestra clara de este turbio futuro.
Lo más irrasible es que intelectuales e ideólogos del propio movimiento indígena andino, componentes del "partido" en función de gobierno, fueron los mismos que en otrora reclamaran por un cambio a las "fallas" democraticas que favorecen la elección de los partidos con mayor poder económico y más aún del partido que se encuentre gobernando. Hoy por hoy, estos señores han perdido su voz o tal vez ha sido acallada por el jugoso y dulce gusto del poder.
La suerte que corre Bolivia, no es diferente a la que corren otros países en Latinoameríca. Las diferencias regionales, políticas, sociales y étnicas se van agrandando cada día más. La violencia se apodera de a poco de los discursos, de los sentimientos y de las acciones. El camino hacia una solución consensuada se ve cada vez más lejano y solo lleva a pensar que tendremos que sufrir un conflicto lo sumamente grande como para que los polos confluyan.
La pobreza y desigualdad siguen existiendo y no se reducen sino más bien se agrandan. Las libertades son cada vez más limitadas, menos tenemos el derecho de hablar, menos tenemos el derecho de ser escuchados. ¿Será la hegemonía la respuesta a estos problemas?. ¿Será una figura individual más que la construcción de una institucionalidad Estatal la solución a los errores de la "democracia"?.
En Venezuela, se reunen hoy en día académicos e intelectuales del mundo para estudiar y estructurar la sostenibilidad de esta "nueva izquierda socialista y revolucionaria". Seguramente la discusión será abundante. Solo espero que la razón primer por encima de la pasión y puedan darse cuenta que la respuesta a las "fallas democraticas" son solamente "soluciones democraticas".
No puedo dejar de pensar en lo insuficientemente reflexionados o extremamente positivistas sentimientos que experimenté ese día....
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