martes, 4 de marzo de 2008

Mi presidente es un chancho

Y no lo digo por insolente o irrespetuoso, lo digo porque no existe mayor paralelismo que el de mi presidente y su gobierno con el de los cerdos -si, me refiero a los animales- que en 1945, cansados por la explotación de los humanos, organizaron una rebelión y expulsaron a los dueños de la granja Manor.

Así como el puerco Napoleón y su piara lo hicieran en aquella granja, Evo Morales y su sequito ascendieron al poder producto del maltrato y abuso de los anteriores gobernantes.

Encendiendo los corazones de una granja cansada de esa situación, los cerdos prometieron "CAMBIO" y la construcción de una sociedad justa y mejor. Fue así, que tanto los animales como los bolivianos, abrigamos la ilusión y apoyamos dicha opción.

La historia cuenta como, embebidos por el poder y apoyados en la ignorancia de las ovejas y la fidelidad de los perros, los cerdos se fueron asemejando cada vez mas a los humanos: explotando el trabajo de los demás animales, limitando y castigando sus ideas, y al ultimo embutiéndose la mejor comida y bebiendo el mejor whisky en sus cómodas y calientes camas mientras en la granja hacia frió, no había luz y la comida y el agua eran racionadas.

Hoy en Bolivia hace frió, no hay luz suficiente y falta harina, arroz y aceite. Hoy en Bolivia no se puede opinar porque el balar de las ovejas y la violencia de los perros es más fuerte que la razón. Hoy, Bolivia esta sola porque las palomas mensajeras de la rebelión muestran a las otras granjas una realidad que los bolivianos NO vivimos: una sociedad justa y unida.

Así como en este país, los cerdos establecieron en un principio que todo lo que "camina en dos patas es enemigo" y que "todos los animales son iguales". Sin embargo, hoy nos damos cuenta que a los ojos de los cerdos "Los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros".

Mi presidente es un chancho pero bien tendría que saber que los bolivianos no somos animales. Podrá asustarnos con sus perros, manipular a sus ovejas, y mandar a sus palomas a las granjas que nos rodean, pero NUNCA podrá contener las voces de LIBERTAD y JUSTICIA que albergan los pensamientos, muchos de ellos ahora despiertos, de los habitantes de esta tierra, BOLIVIANOS INDIGENAS DE NACIMIENTO.

Bolivia es un país pobre donde el racismo y la injusticia se consumen mas que el pan y el agua, y hoy, mas que nunca, somos conscientes de ello.

Nuestra sociedad debe aprender a vivir y convivir mezclada, como en una granja, y hoy, más que nunca, debemos darnos cuenta de ello.

Mucho podemos aprender de la rebelión en la granja y de la "revolución" boliviana, pero nada queda mas claro hasta hoy que no se trata del color y la procedencia sino de las intenciones y la capacidad que puedan tener nuestros lideres para que este PUEBLO BOLIVIANO pueda realmente salir de su ignorancia y pueda construir, uno ayudando al otro, el CAMBIO que en verdad necesitamos.

Debemos elegir mejor esta vez, no podemos cometer los errores del pasado. Debemos involucrarnos, tenemos que salir de nuestro caparazón, levantarnos del cómodo sofá y OPINAR. Opinar, no con los de siempre sino con los que nunca hemos conversado. Pueden estar seguros que violenta puede ser su respuesta, mas las ideas que dejemos y los actos que realicemos se convertirán en pequeños susurros que nada ni nadie podrá acallar y que con el tiempo cambiaran la forma de pensar...inclusive de los cerdos.

Si queremos cambio primero debemos cambiar nosotros...



"La rebelion en la granja" (Animal Farm) es una novela satirica, escrita por George Orwell durante la segunda guerra mundial que, aunque fue publicada en 1945, no comenzó a ser conocida por el público hasta finales de los años 50.